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- Duración: 36:13
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Un amigo mío odia la comida mexicana, pero a veces es como si se volviera loco y se atiborra de chili con carne y chimichangas. Y lo entiendo. A veces todos queremos darle un toque picante a nuestra monótona vida cotidiana con algo desconocido, exótico y aún no probado. Así que cuando vi a dos turistas japonesas, ya sabía lo que iba a hacer con ellas. Ellas no hablaban checo y yo no hablaba inglés, pero usamos el lenguaje universal que se entiende en cualquier parte del mundo: el lenguaje crujiente del dinero. Estaba buscando cobre y encontré oro, ¡y fue espectacular y tan… picante!